CAPÍTULO 6: EL COLEGIO CIERRA SUS PUERTAS (PARTE 1)



El martes 3 de marzo se producía el retorno a las clases, y se hacía con muchas ganas. Ese día, el alumnado de 3ºA se iba de nuevo de excursión. Esta vez, visitarían el Centro de Educación Víal “Concejal Andrés Campos”, situado en su localidad. A esta salida se uniría el maestro de apoyo Rafael, más que nada porque el maestro Javier no sabía llegar a aquellas instalaciones ya que no era de Utrera. Ese pueblo desde donde el verano anterior comenzaron a robarle un sueño, y que meses después, destino o casualidad, le había dado la oportunidad de conocer a aquellas magníficas personitas.

La ilusión de aquella mañana se podía ver reflejada en los ojos de María. Ella había vuelto de Disney solo unas horas antes pero por nada del mundo quería perderse aquella excursión. Con la cara radiante de felicidad compartía con todos sus compañeros los momentos vividos durante aquel maravilloso viaje que había realizado.

Al llegar al centro, la mañana se dividiría en dos partes. En la primera parte conocieron aspectos teóricos sobre la educación víal a través de pequeñas dinámicas y juegos. Tras ella, el desayuno y luego, la segunda parte. Esa era la que todos esperaban, la práctica. La parte en las que las bicicletas y los triciclos cogerían el protagonismo. Las dos mujeres del ayuntamiento, que nos impartían el curso, le asignaron a los alumnos diferentes roles. Esos roles rotarían cada cierto tiempo. Había conductores, policías, peatones, obreros,…

El maestro Javier decidió participar en aquella recreación de una situación real. Primero lo hizo como peatón, pero sufrió varios intentos de atropello que bien pudieron causarle alguna lesión importante. Aquellos sucesos quedaron recogidos para que la Policía Local del pueblo los investigara.

Tras observar que se jugaba la vida como peatón, pasó a conductor. En ese momento, Alejandro Sánchez y Daniel decidieron hacerle la vida imposible. Que el maestro quería darse un paseo tranquilo en bicicleta, pues ellos se lo intentaban arruinar todo lo que podían. El maestro giraba a la izquierda, aparecía el obrero Alejandro Sánchez y … ¡pum! ¡OBRAS! El maestro giraba a la derecha, aparecía el obrero Daniel y … ¡pum! ¡OBRAS! Obras por todo aquel lugar por dónde el maestro quisiera pasar.

Viendo que no podía ser ni peatón, ni conductor, decidió cambiar el rol para poder tener algún tipo de autoridad. El maestro Javier se convirtió en el policía Javier. Se acabaron las tonterías en aquellas calles. Multas y alumnos a la cárcel cada minuto.

La sesión terminaba con el agradecimiento del alumnado a aquellas dos profesionales del ayuntamiento. Después de varias horas de diversión, los niños y niñas de 3ºA volvían al colegio.


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