CAPÍTULO 5: FRIDAYS FOR FUTURE


Amanecía un nuevo día en Utrera y los niños y las niñas de 3ºA se preparaban para ir al colegio. Al llegar, la frase que más repetían las mamás era; “ayer cayó rendido/a”. Normal. Lo extraño era que recargasen tanta energía en tan solo una noche.

Sonaba la música de entrada, mientras los rayos de sol comenzaban a iluminar la parte superior de la escuela. Esperanza, era la primera en la fila. A ella le gustaba llegar la primera para recibir a sus compañeros con un enorme abrazo de buenos días a la entrada en clase. Esa era una dinámica que el alumnado de 3ºA realizó de forma rotativa durante el primer trimestre pero que ya hacían de forma voluntaria los que quisiesen. Todos los días, siempre había alguien en la puerta recibiendo a sus amigos e intentando sacar una sonrisa.

A la hora de la salida, el maestro volvía a llamar a la madre delegada. Pobre mamá, lo que tenía que aguantar. “Oootraaaa veeez el maeesstroooo”, pensaba Isabel. Día sí, día también, tenía algo que preguntarle. Su hijo era Antonio, el compañero que llevó a clase la primera noticia sobre coronavirus.

-Buenas, ¿qué pasa? ¿Están ya organizadas las familias para el viernes?- preguntaba el maestro Javier.

-Sí, todo listo – contestaba Isabel.

- Estupendo, gracias. Hasta mañana – replicaba él.

- De nada. Adiós- finalizaba ella.

El viernes comenzaban las visitas a clase para el proyecto “Fridays for Future”. Durante dos horas, los familiares serían pequeños maestros en cada grupo y podrían observar cómo se comportaban sus niños en clase.  Las mamás de Pablo, de Juan, de Marina y de Alejandro Trujillo eran las valientes que se animaban a inaugurar el proyecto, más el tito de Almudena.

Al subir las escaleras, los cinco se llevaron una gran ovación. Las demás familias los despedían con enormes aplausos y dándoles ánimos. No sabían si volverían a verlos.

-¡Ánimoo! ¡Suerteee! ¡Ustedes podéiiis! – gritaban todos.

Eran las 9:15 y ya había mamás mirando el reloj. ¿Aguantarían dos horas en aquella selva? Pues claro que aguantaron. Todo salió muy bien. Los niños muy motivados y contentos. Las mamás y el tito de Almudena, auténticos artistas. Parecían recién salidos del programa “Art Attack”. Tras ese día, llegaba un nuevo fin de semana.

La última semana de febrero solo contaba con tres días de clase. El miércoles a las 14:00 h  los niños se irían del colegio y no volverían hasta el martes a las 9:00 h. Cinco días para jugar, para disfrutar, para viajar, ...

En esa semana hubo un gran teatro organizado por el alumnado de sexto de primaria. El acto tendría lugar el martes por la mañana para los niños del colegio y por la tarde para las familias de los niños participantes. En ese teatro participaban las cuatro bailarinas de la clase: Julia, Alba, Marina y Abril. Cuando los demás compañeros vieron sus bailes durante la actuación se quedaron sorprendidos. ¡Qué maravilla! Volaban sobre el escenario. Los niños y las niñas de 3ºA rompían sus manos a base de aplausos y vitoreaban a sus compañeras.

Al día siguiente, más movida aún. Celebración del día de Andalucía: desayuno andaluz, bailes, cantes, etc. Hubo de todo. Con la música que anunciaba la salida, en la clase de 3ºA se producía una explosión de júbilo. Llegaba el puente festivo y se iba el mes de febrero.


#TODOSALDRÁBIEN #QUÉDATEENCASA #UNDÍAMENOSPARAVERNOS

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